Makko-Ho y el poder del estiramiento

  • Haruka Nagai desarrolló los estiramientos Makko-Ho. Originales de Japón, después de que su padre tuviera un accidente automovilístico que los dejó semiparalizado. Shizuto Masunaga, maestro de shiatsu zen, desarrolló esto estiramientos, integrando los cinco elementos y los doce meridianos de la acupuntura china.
  • Jacques Gauthier, franco-canadiense, sufrió una enfermedad que lo dejó con un dolor constante y se estaba quedando paralítico . Él también hizo algunos movimientos de estiramiento similares y en tres semanas su dolor había disminuido en un 50 por ciento. Hacer los movimientos muchas veces todos los días lo llevo a superar su enfermedad crónica e “incurable”. Ahora atraviesa Canadá y EEUU a pie, para demostrare siempre hay esperanza: ¡podemos hacer cualquier cosa!
  • Combinar los movimientos de estiramiento de Makko-Ho con los de Shizuto Masunaga y con algunas variaciones que yo intuyo, crea una forma rápida y poderosa de estirar el cuerpo, de liberar el flujo de los impulsos nerviosos en nuestra columna (a menudo contracturada) y de estimular el flujo de energía en todos nuestro doce meridianos.

Es muy importante evitar cualquier tipo de rebote con estos estiramientos. Llega hasta donde puedas sin esforzarte; lo que seas capaz de hacer es tu mejor estiramiento personal. No necesitas hacer más. Hay algunos videos en Youtube en los que se hace una demostración de estos estiramiento. Los estiramientos Makko-Ho se hacen en el siguiente orden:

1. Los meridianos del pulmón y del intestin grueso.
  • Ponte de pie con los pies un poco separados para mantener el equilibrio; entrelaza los pulgares por detrás de la espalda, apunta con lo dedos índices y enrosca los otros tres dedos hacia las palmas de la mano.
  • Flexiona desde la cadera, levanta los brazos detrás de la espalda. Mantén el estiramiento y respira. Inhala y enderézate. Puedes repetirlo tres veces.
2. Los meridianos del estomago y el bazo.
  • Arrodíllate y siéntate sobre los pies
  • Coloca las manos en el piso detrás de los pies y levanta la pelvis hacia el techo, arqueando suavemente la espalda y juntando los omóplatos. Mantén la postura y respira.
  • Cuando esté completo, relaja la cabeza sobre el piso, frente a las rodillas (la postura del niño).
  • El pez (una postura adicional para los meridianos del estómago y del bazo)
  • SI tienes las rodillas tensas o problemas de espalda, sería aconsejable evitar hacer el pez.
  • Arrodíllate y siéntate sobre los talones con los dedos de los pies doblados debajo. Esto estira los pies (puede ser doloroso al principio). Respira.
  • Ahora estira los dedos de los pies sobre el tapete para yoga y siéntete sobre los pies.
  • Con suavidad intenta sentarte en el piso entre los plos pies. Esta postura, con la columna recta, puede ya ser suficiente para ti. Respira.
  • Si estas fácilmente sentado/a en el piso entre los pies, y no tienes problemas de rodillas o de espalda, puedes echarte hacia atrás apoyándote primero en un codo y luego en el otro; finalmente puede que logres acostarte y estirar los brazos por encima de la cabeza. Mantente siempre en contacto con tu cuerpo, evitando presionar o forzar, sabiendo lo que es suficiente para ti en u día determinado. Estirar una liga demasiado, acaba por hacer que se colapse; no querrás estirar demasiado los músculos y tendones, hasta que se colapsen.
3. Los meridianos del estómago y el intestino delgado.
  • Siéntate en el suelo juntando las plantas de los pies
  • Relaja las rodillas en dirección en dirección al piso, procurando que ambos lados se relajen por igual; acercando los pies al cuerpo lo más posible.
  • Manteniendo la columna erguida, flexiona hacia adelante desde la cadera. Mantén la postura y respira.
  • Aleja los pies del cuerpo, sin separar las plantas de los pies. Ahora si puedes flexional la columna, relajando la cabeza sobre los pies, ¡pero sin rebotar! Con los pulgares, ve presionando arco de cada pie para estimular los punto reflejo de la columna y del meridiano del bazo (es bueno para los prolapsos; cuando te colapsas emocionalmente y necesitas apoyo).
4. Los meridianos de la vejiga y del riñón.
  • Siéntate con las piernas juntas, estiradas delante de ti, con los de dedos de los pies apuntando hacia el techo
  • Con la columna recta y manteniendo los dedos de los pies apuntando hacia arriba, flexiónate hacia adelante. La tendencia es colapsar el pecho y curvar la parte superior d ela espalda para tratar de alcanzar los dedos del pie. Esto anula los beneficios del estiramiento. Mantén la espalda estirada, recta como una regla.
  • Aunque no logres flexionar nada y solamente logres sentarte erguido/a con los dedos de los pies apuntando hacia arriba, mantén el estiramiento y respira. Al inhalar, mete la barbilla en vez de levantarla, y siente un suave tirón en la coronilla hacia el cielo, que te alarga la columna y el cuello. Al exhalar, relaja la cadera y siente cómo te relajas un poco más hacia adelante (siempre y cuando la columna siga recta). Con el tiempo, el pecho se relajará sobre las piernas con la espalda recta y los dedos de los pies hacia arriba. ¡Mientras tanto, cualquier estiramiento es bueno!
5. Los meridianos del protector del corazón y del triple calentador.
  • Siéntate en el piso con las piernas cruzadas ya sea con el pie derecho frente al izquierdo o bien el pie derecho apoyado sobre el muslo izquierdo. Cruza los brazos con el brazo derecho encima del izquierdo.
  • Flexiónate hacia delante con la cabeza en dirección al piso y las manos cruzadas apoyadas en el piso, la mano derecha a tu izquierda y la izquierda a tu derecha.
  • Repite con el pie izquierdo frente al derecho o apoyando sobre el muslo derecho. Cruza los brazos con el brazo izquierdo sobre el brazo derecho.
6. Los meridianos del hígado y de la vesícula.
  • Siéntate con las piernas tan separadas como te resulte cómodo
  • Con la columna recta y los cinco dedos de cada pie paralelos y apuntando hacia arriba, inclínate hacia adelante: inhala y alarga la columna, mete la barbilla, y siente el suave tirón de la coronilla; exhala y relájate hacia adelante desde la cadera, manteniendo la columna recta. Respira mientras mantienes el estiramiento, sin forzar ni rebotar.
  • También puedes sentarte derecho/a con los brazos por encima de la cabeza. Flexiónate hacia un lado sobre la pierna derecha, apoya el brazo derecho sobre el piso, en la parte interna del muslo y la rodilla, y lleva el brazo izquierdo doblado por encima de la cabeza hacia el pie derecho. Repite del otro lado, llevando el brazo derecho doblado por encima de la cabeza hacia el pie izquierdo.
  • Junta las piernas suavemente y sacude las rodillas. Cuando estés listo/a, ponte de rodillas.
  • Estiramiento del gato y el perro invertido
  • Empieza arrodillándote y sentándote en los dedos de los pies para estirar los pies y dar mayor flexibilidad a los dedos y a los arcos de los pies.
  • Apoya las manos y los pies sobre el piso y flexional y alarga la columna como un gato. El movimiento del estiramiento del gato no tiene que ser exagerado. Muchas veces resulta más poderoso hacerlo con sutileza.
  • Apóyate sobre las manos y los pies, y lleva los glúteos hacia arriba para hacer la postura del “perro invertido”. Procura mantener los pies tan pecados al piso como puedas, estira la columna, dirige la mirada hacia los muslos.
  • Acuéstate y relájate
  • Acuéstate con las rodillas flexionadas: mece suavemente las rodillas de izquierda a derecha antes de estirar primero una y luego la otra sobre el piso. Respira, relájate y aprecia lo que acaba de hacer.