Numerosos estudios científicos respaldan la efectividad de EFT. Investigaciones han mostrado que, al practicar EFT, se reduce la actividad de la amígdala, la parte del cerebro asociada con el miedo y la ansiedad. Además, EFT ha demostrado disminuir los niveles de cortisol, la hormona del estrés, promoviendo un estado de relajación profunda y equilibrio emocional. Estos hallazgos refuerzan la idea de que EFT no solo es una herramienta eficaz en la sanación emocional, sino también una intervención respaldada por la ciencia moderna.